Aun hoy es posible ver los efectos de aquel saqueo. Mires por donde mires, en Castro está latente aún el estampido loco de los cañones y la acometida asesina de los bárbaros, que no soldados. En las casas, calles y muelles, en las piedras, altos, islotes y caminos se encuentran en la actualidad evidencias más que reseñables de aquel fatídico 11 de Mayo de 1813. Pero hoy también es una villa costera de gran belleza. De derecha a izquierda: ermita de Santa Ana, puente gótico, castillo-faro e iglesia de Santa María.

Conocida también como Flavióbriga por localizarse aquí un asentamiento romano, Castro Urdiales formó parte de la poderosa hermandad de las Cuatro Villas de la Costa del Mar. La villa cuenta con una edificación popular muy característica junto a un puerto pesquero rodeado de espectaculares paisajes costeros de abruptos acantilados y bellas playas.

Ha sido cuna de ilustres músicos, como Dúo-Vital y Ataulfo Argenta, y posee el delicado encanto de un pueblecito marinero y pesquero de tradición ilustre y señorial ambiente turístico, favorecido por la belleza de las playas de Ostende y Brazomar. Estatua de Ataulfo Argenta.

La dársena pesquera del puerto de Castro Urdiales. Los efectos de la luna llena se hacen visibles en la costa, con coeficientes extraordinarios que ponen a la vista el fondo de esta parte resguardada de la bahía castreña. Los primeros malecones y rampas de la darse se construyeron a lo largo de los siglos XIV y XV.

Ayuntamiento: está situado en la plaza del Ayuntamiento o plaza de España. Es un edificio del siglo XVI que ha sido restaurado en numerosas ocasiones.

Para llegar al faro y a la iglesia vamos a subir el puente romano que comunica con lo que fue el viejo castillo o fortaleza. Hubo de ser reparado varias veces a consecuencia de los temporales y fue reformado en 1617. Al fondo se aprecia el Dique de Abrigo, gran espolón de más de 500 metros que se adentra en el mar.

Se trata de un muy bien conservado castillo de planta pentagonal y con cinco torres cilíndricas. No tiene ventanas, troneras, saeteras nin otros huecos. La defensa se efectuaba desde lo alto. El Castillo de Santa Ana formaba parte de las defensas de Castro-Urdiales junto con una muralla que desde él cercaba la Puebla Vieja y de la que se conserva solo una pequeña parte.

Entre el Castillo de Santa Ana y la iglesia de Santa María de la Asunción quedan algunos muros de la que fue la antigua iglesia de San Pedro, de estilo románico y anterior a la de Santa María, siendo el único templo románico que se conserva (en parte) al oriente de Cantabria.

El aumento de la población que acudía a las pueblas aforadas hacía imprescindible acometer estas obras, murallas para defenderse de ataques exteriores y de la codicia de señores locales y nuevos y grandes templos para acoger al creciente número de fieles, pues eran estas villas polo de atracción de muchas gentes para establecerse en ellas.

Las obras de construcción se iniciaron a principios del siglo XIII para sustituir a una iglesia anterior dedicada a San Pedro y estas se prolongaron hasta el siglo XV, coincidiendo con una gran expansión económica castreña favorecida por el comercio con los principales puertos de Europa.

Se trata de un templo gótico de grandiosas naves y altas bóvedas, con impresionantes contrafuertes. Es de planta basilical con tres naves. La cabecera muestra un tramo recto y otro hemidecagonal con una girola de cinco tramos trapezoidales. Hay tres capillas en esta cabecera, poligonales y con un tramo recto entre ellas. Y como veis el tiempo andaba jugando a asustarnos con amenaza de tormenta y luego de querer salir el sol.

Y ahora de vuelta al faro...Se supone que el castillo es una obra relacionada con la concesión de fueros a la villa en la Edad Media, por lo que las obras empezarían en el siglo XII pero es muy fácil que antes de esta ya hubieses una fortificación más modesta. El faro fue emplazado en el lugar en el que estuvo la capilla de la fortificación.

A partir del siglo XVI y con la extensión del uso de la pólvora este sistema defensivo quedó obsoleto y fue abandonándose en favor de las baterías de costa. Aún así aún en 1813 sirvió como refugio de la población ante el ataque del ejército francés hasta que sucedió lo que os he contado en los actos ocurridos el 11 de mayo llamado La Francesada.

En 1853 fue cuando se decidió aprovechar el viejo castillo para instalar un faro que se encendió por primera vez coincidiendo con la visita de Isabel II (19 de noviembre). Era en principio iluminado con una lámpara de aceite y unas lentes, tiempo después fue con luz eléctrica. A partir de 1953 se instaló una sirena para la niebla.

En su interior se expone el famoso Miliario de Nerón, miliario romano localizado por Antonio de Otañes en la ermita de la Trinidad en Otañes. Formaba parte de la antigua calzada Pisoraca-Flaviobriga (Herrera de Pisuerga-Castro Urdiales). esta fechada en el año 61 y su texto latino viene a decir: \"Nero Claudio, hijo del divino Claudio, César, Augusto, Germánico, Pontífice máximo, con el poder tribunicio por octava vez, el imperio por noveno y el consulado por cuarta. Desde Pisoraca ciento ochenta millas\".

Vista de Castro-Urdiales desde los jardines del faro. Al fondo Pico Haro (386 m.) como Campoezquerra, donde hubo, como en toda esta costa, minas de hierro. Abajo están las urbanizaciones de La Cruz y la Punta Cotolino, por donde viene el camino que desde Saltacaballos (a la izquierda de la ermita), viene de Ontón por la Playa de Dícido, al norte de Mioño. Y por supuesto estas dos estupendas gaviotas a las que la presencia humana les da de lado.

Y hacia la derecha podemos ver el muelle de Eguillor, el paseo marítimo y la playa de Brazomar. Castro Urdiales es uno de los municipios costeros más poblados de la costa cantábrica.

En 1924, tras un proceso separatista, la corporación decidió por 14 votos contra 1 la anexión a Vizcaya. Esta petición de anexión fue derivada de la nula distribución de medicamentos contra la terrible gripe española en 1918 por parte de la diputación provincial de Santander, que dejó en el olvido la región castreña. El municipio recibió ayuda por parte de las autoridades vizcaínas y fue esta situación la que llevó a la población local a pedir su anexión a la provincia vasca. Pero finalmente esa petición fue desestimada aunque la población de Castro mayoritariamente pertenece a Vizcaya.

A los pies del puente sorprende la presencia de un entrante de mar confinado en una gran construcción a modo de piscina de piedra cuadrangular que se llena y vacía según el nivel de la marea. En la parte exterior del parapeto norte, hay un sillar de piedra arenisca en el que se puede leer las letras MC y los números 617, que pueden corresponder alguna fecha de reconstrucción.

Situado al pie del rompeolas en un rincón del puerto se encuentra el peñón de roca natural conocido hoy en día como el peñón de Santa Ana. Antes de la construcción del citado rompeolas, esta imponente pared de piedra hacía las veces de paso natural de todas las embarcaciones que salían de puerto a la mar. En la parte superior divisamos una pequeña construcción de planta rectangular con pórtico adintelado, construida en piedra con techumbre de madera a cuatro aguas, la ermita de Santa Ana.

El puente está construido en piedra con forma de arco ojival y formaba parte de un conjunto de puentes y pasarela que unían el promontorio donde se sitúa el castillo-faro con la ermita de Santa Ana aislada de la tierra ya que al peñón lo rodeaba el mar hasta la construcción del actual puerto.

Además del conjunto monumental de Castro Urdiales, también conocido como Puebla Vieja, hay otros bienes de interés cultural en Castro Urdiales, tanto monumentos como zonas arqueológicas. Y un ambiente y variedad de locales para el alterne o degustar una buena comida. Pero antes de finalizar...

... pues que debéis saber que su cementerio de Ballena alberga los mejores ejemplos de los cultos y la arquitectura funerarios del siglo XIX. Un conjunto pintoresco que parece asomado al mar.

Reúne un conjunto de monumentos funerarios de excepcional calidad., en diferentes estilos como el neoclásico, modernismo, gótico, neomedievalismo, art deco...

La ubicación del cementerio es espectacular. Se trata de un enclave elevado sobre el mar. Y en el \"descansan\" los restos de personajes ilustres de la historia local, regional y nacional. El ángel de la muerte.

Hoy en día forma parte del patrimonio de la ciudad y está declarado como Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento.

Los últimos rayos de la tarde eran conocidos como el \"sol de los muertos\". Muy reverenciado, se le rezaba, cara al poniente, para contactar con los difuntos . En otros lugares de Cantabria se denominaba así al sol que surge en medio de la lluvia y que resucita a los muertos y precipitaba sapos y ranas. Pero lo que yo he visto en este cementerio es cantidad de gatos muchos tumbados sobre las lapidas.

Esta me llamó la atención por sus vidrieras pero parecía abandonada. Y sabéis lo que os digo...

... por mi, el nicho en el que me han de enterrar que siga muchos pero muchos años vacío. Agur.